La cifra más dramática que uno encuentra en materia de vivienda es la que se ha estado barajando recientemente: que hay más de 5 millones de casas abandonadas en el territorio nacional. Por varias razones: que los acreditados no lograron cubrir sus créditos, que la adquisición del inmueble fue demasiado lejana al lugar de trabajo, que la violencia en el norte del país acentuó el abandono de barrios enteros. Una tragedia.
Enrique Peña Nieto encontrará dos lados de una misma moneda a partir de diciembre: un récord en créditos otorgados por instituciones privadas y por el Infonavit, por un lado, y un deterioro social inherente al abandono de estos millones de inmuebles, por el otro.
Urge que el nuevo Presidente reconfigure la misión de las instituciones involucradas en el financiamiento y desarrollo de vivienda, y que se establezcan nueva regulación y estándares de desarrollo para los proyectos futuros. Se hizo mucho en los sexenios panistas, pero mucho de lo que se hizo quedó en porquería. El deterioro crónico de muchos barrios es evidente y peligroso socialmente.
Una empresa llamada Provive puede tener la solución a este problema. Basada en Tijuana, esta firma compra, remodela y revende casas que encuentra abandonadas. Provive cuenta con financiamiento de Ignia, la firma de Álvaro Rodríguez Arregui que invierte en empresas sociales.
Este miércoles 18 Provive inaugurará un centro de enlace comunitario en Cañadas del Florido, en Tijuana, con el que pretende demostrar que es posible lograr un proceso de rehabilitación comunitaria. De acuerdo con esta empresa, se “despliega un programa de convocatoria, entrenamiento y organización de los vecinos para vincularlos con diferentes instituciones que les ayudan a resolver desafíos comunitarios en temas como: salud, seguridad, educación, infraestructura y deporte. Los vecinos se organizan en grupos de trabajo que conviven en un centro de enlace comunitario que Provive establece en los desarrollos en los que participa”.
La firma apuesta por el “impacto social” que erradica la violencia en comunidades. Además, es buen negocio. Organizaciones como esta fungirán como paradigma en el nuevo sexenio. Ojalá las tengan en el radar.
Carlos Mota.